Un soldado que no muere en batalla regresa a casa con
una bala incrustada en el pecho, con recuerdos, sombras pesadillas y
viejos fantasmas que lo calcinan por dentro.
El
guerrero que vio morir entre sus brazos a quien más amaba, buscará una
muerte con honor para sofocar el sufrimiento. Empero, la naturaleza de
Wolverine es el más certero antónimo del fin a la existencia; está
condenado al delirio eterno de estar vivo.
Todo tiene
un precio y Logan debe pagar el de la inmortalidad: unir sus labios con
los de su amada Jean Grey tan solo en volátiles espejismos. Wolverine inmortal llega a los cines y recoge la historia de Logan justo donde terminó X-Men: The Last Stand .
Esta segunda película en solitario del personaje ícono de Hugh Jackman,
convierte al celuloide la historia nipona rescatada del cómic y, por
demás, la interpretación soñada del australiano desde que tuvo por
primera vez la historieta de los samuráis entre sus manos, cuando tenía
apenas 13 años.
Luego de la partida de Jean Grey
–quien aún vive en los sueños del rabioso mutante–, Wolverine se
escondió en las montañas para evitar ser visto por la civilización.
“Encontramos a Wolverine sin un propósito en la vida. Él no está seguro
de que hace aquí o si quiere seguir en esta vida. Siente que ha vivido
mucho tiempo y ahora vive con lamentos y dolor; encuentra difícil
seguir adelante”, relata Jackman, quien reconoce su fascinación por
interpretar personajes que han sido despojados de todo aquello que aman.
Ese aislamiento termina con la llegada de un encargo especial:
Wolverine deberá viajar a Japón para despedirse del moribundo Yashida
(Haruhiko Yamanouchi), soldado al que Logan conoció en la Segunda Guerra
Mundial, cuando le salvó la vida en el histórico bombardeo atómico de
Nagasaki. Logan se enfrentará con sus propios demonios en
el Japón contemporáneo, lugar que le aporta más interrogantes que
respuestas y que lo lleva a la línea justa y delgada entre la vida y la
muerte.
Yashida es ahora un importante magnate, que
concentra el poder y la riqueza nipona, privilegios que, sin embargo, no
le permiten comprar años adicionales de vida para terminar de erigir su
imperio.
Luego de todos estos años y de una obsesión
con los poderes curativos de Wolverine, el empresario conoce a ciencia
cierta las fortalezas y las debilidades del mutante.
Este excombatiente sabe que hay una carga muy pesada con la que
Wolverine no puede lidiar y reconoce también el espíritu de solidaridad
que habita tras las garras.
“Lo que hace más
atractivo a Wolverine es que no es el más poderoso de los superhéroes y
tiene muchas cualidades humanas. Cuando lo miras con atención, empiezas a
preguntarte qué hay detrás, y eso es lo que exploramos en esta
película”, resumió el protagonista.
Un nuevo desafío.
Aunque Wolverine ha decidido luchar contra sus instintos, no puede
privarse de sus raíces y ocultar que es un eterno defensor de la
justicia.
Este viaje le devuelve a Logan sus causas
de guerra y deberá adaptarse para combatir las habilidades heredadas
por los antiguos guerreros nipones.
El lado más
emotivo de Logan quedará al desnudo ante Mariko (Tao Okamoto), frágil
nieta de Yashida; y la feroz guardaespaldas y maestra del sable Yukio
(Rila Fukushima). Al mismo tiempo, será aprovechado por la astucia de
Viper, una atractiva y traicionera mutante encarnada por Svetlana
Khodchenkova.
En el enigmático territorio de los
Yakuza, Wolverine entrecruzará sus garras de adamantio con espadas
samuráis y atravesará un laberinto de amor, traición y honor.
No se levante de su butaca en los créditos, pues Logan traerá en su
maleta un aperitivo de lo que vendrá en mayo del 2014, con la
siguiente reunión de todos los X-Men en Days Of Future Past .